domingo, 4 de enero de 2009

la casa del carpintero huele a uñas sucias
a recortes de vigas, a aserrín pisado.
tiene una mesa de dos patas flojas
y guiso de arroz cuando llovizna.

pero, en verano
una fragancia a monte que embelesa
y en la puerta
campanitas de bronce y un perro
colorado al sol.

2 comentarios:

Teodoradorna dijo...

es que las personas a veces se parecen a su oficio y lo hacen mas bonito, a veces se me ocurre pensar que los carpinteros son también el árbol antes de nacerse mesa, o silla.

abrazos

Verónica Cento dijo...

hermoso poema.
Mi esposo es carpintero. Creo que es un oficio que se parece mucho a la poesía. Tiene conexiones con la creación, con las manos, con el de tallar la madera hasta darle una forma. Como a la palabra tal vez?

te agregué a mis links. saludos